Soy perseguido,
Soy perseguidor. Suplicio!
Escondería mi fe, si de fe, profeso,
El entendimiento seguro,
Se diluyó,
En el pensamiento absurdo.
La eucaristía,
Donde el bautismo,
Me hizo,
Religión.
Bastarían las flores... Lo sonoro,
Y las velas derretidas, que el viento apagó.
El Versículo,
Cuya prédica jaló mi oído, rasguñando al destino.
Alzo mis pies,
A la distancia.
EL frio corroe la instancia.
Y la bulla es susurro,
Un bache,
Por la carretera.
Dime, ¿Por qué?
Dime, escucha, calla.
Dime, ¿Para qué?
Por las montañas de fuego, y el rocío de niebla.
El niño, deja a un lado las hojas,
Tropieza,
Se inclina entre la lluvia.
Duerme en su seno.
Es el amanecer, y la flor rosa,
Es templo.
Y un Señor longevo,
Me dice: Es este tu hogar.
Y las piedras de la edificación truenan,
Los ídolos, los dolidos y profanadores.
El yeso y el habito,
Se evapora, y ...
Siento.
¿Madre, si cierro mis ojos,
Volaré o caeré?
A veces tengo miedo.
Y ser sincero, es el arma del incrédulo.
Pero yo miento,
Y corro.
Corro tanto entre las olas, y los huracanes,
Donde el cielo se ha revelado.
Pero tú, madre; Tus árboles y tus praderas ...
Lavan mis pies.
Y las notas de las aves han acordado,
El canto de mi padre,
Al anochecer.
Madre, mece mi cuna, al atardecer,
Y debajo de la tierra, besa, acaricia ...
Mi frente.
Porque te he mirado.
Las gotas de la cúpula, se han derramado,
Entre mis dedos.
El sacramento, es profano,
Y mi fe... besa a Saturno, y la Vía Láctea.
Saluda a Venus,
En su destello próximo hacia la constelación.
Y observa a Plutón. Aun cuando,
Es este tan oculto y lejano...
Casi ciego a la Luz.
La lluvia que destruye,
Y los vidrios, que en pedazos se escurren;
La santidad, los ha excomulgado, por mi fe...
Y mi fe, se vuelve carne,
Y espíritu.
Luis J. Cabrè!
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