martes, 28 de julio de 2015

A Distancia De Las Sombras Amantes (PD:TU.)


Frágiles,
Son tus manos, y los dedos de seda; que se deslizan...
Por el espejo. Frágiles,
Como el atardecer, y las miradas ausentes que olvidan;
Cuya presencia, se denota vertiente...
En la distancia sombreada,
Entre el rubor…
El perfume de la cornisa; cerrada al pensamiento mío.

La respiración manantial,
Me ha dicho del éxtasis; y ha escrito,
En hojas de sonrisas;
Una nostalgia, que has sabido esconder.
Pero no me dejarás solo,
Aun cuando la soledad no es la lucha del otro;
... Sino la de ambos.

Puedes diluir un poco de ti. Quizá,
Ello te divierta;
O nos advierta, de la realidad.
Donde la sed nos influye,
Y tus fotos: crayón de cera añejo,
Se quiebran,
Sin el resultado, que esperabas.
A distancia.

El sacrificio, pudo ser en parte,
La silueta. Cuya sombra,
Arropó las cenizas, y el cenicero...
Por las miserias,
Que se recubrieron de cortinas.
Para que los acertijos,
Observaran. Y desde el fondo...
Las hojas revoloteasen,
A lo alto. Si percato,
Que la prudencia, al recuerdo,
Lo ha postrado.

¡Bésame! Solo ¡Bésame! y luego hablaremos.
Detrás de ti estoy;
Y no me ves...
En la sombra,
En el rocío, de los besos... en tu piel y en tu aroma.
Y no me escuchas...
Aun en el reflejo de tu memoria.

En la cama, queda el calor.
Amor mío, tu ausencia... es un disparo a mi consciencia,
Si amantes, en las notas del piano;
Se han manchado las teclas, culpables...
Y a Mi, La, Do...
La acústica palpable de tu pulso,
Me ha contrariado iluso y desnudo...
Sobre la voz en tu cabeza; y el polen de las plantas,
Que han tatuado entre sábanas;
El Amor... que en el cielo; Amantes,
Se ha desherado.

En la cena, queda el frio.
Los minutos libres, se han decorado,
En la sombra de tu silueta. En las ventanas,
En los muebles olorosos, que en cartas se encarnan.
El perfume y vals... Invitados,
Y el tomar de tus manos, y la fragilidad,
Del tiempo...
Desde la rosa; y la pasión, en la intimidad;
Desde la sangre de nuestra sangre,
Que en tu vientre se sembró.

En la esencia de la mañana; del albor...
Suenan los relojes; y el tiempo se amalgama...
Y frágiles, tus manos me acarician.
El libro se lo lleva la polvorienta, la rueda del destino;
Cuando el granizo suena,
Pidiendo al sol la llave del jardín que sueña,
El lucero de las notas,
Sobre el golpe de las cuerdas.


Luis J. Cabrè!




¿Es Esta La Hora?


¿Es esta la hora?
Cuando el pronóstico, de la curvatura del progreso,
Se diluye. Se descolora,
En el polvo, y el oro a sangre,
Del padre, preza de las noticias de su descontento.

El café se enfría, los anteojos se quiebran.
El blanco y negro,
Es el encanto de los que tientan;
Con el aliento,
Del enjuiciado.
Las monedas se funden,
Y los huesos, inertes del frío ante el bullicio;
Pretenden la cercanía,
Del líquido en la herida de la necesidad.

Una gota de cariño, ante el torrencial.
Sufre, si sufrir le hace implorar;
Ante la enésima hora...
Esta luciérnaga obscura,
De la soledad prevista. Inmuta.
Prevenida, ha sabido,
Un poco, y tanto...
De estas contrariedades.
Ha sabido…

Sucumbiendo a la melodía de la voz humana.
La sociedad, se engalana en el ocaso. Y el día,
Sus minutos ha apostado... Tímido.
Pero es la sonrisa de la amada,
La ternura encarnada de los Niños.
El hombre se desdibuja en las calles, y se ha perdido.
La contienda se describe en devaluarse,
El alimento,
Ya no es asunto del desvalido.

Refrescando el aliento,
Y la zozobra de la inquietud lejana.
La delicada laguna, y el pensamiento...
Baila en el vapor de sus partículas inmutables.
La figura camina, la responsabilidad desfila...
Pero sus ojos se cansan.

Hombre, padre, hijo,
Correr de prisa, puede causar una caída,
Ya ha dolido.
La laguna hierve...
Y la hierba es seca, singular al polo.
Y desde el camino…
Los insectos descubren su mundo,
Y el que extraña la huella,
Cubriendo el lodo que se quiebra;
Minuto por incertidumbre a la sombra.

Extraño el cielo que sombreó las pericias,
De la tarde lejana, y la mañana rociada, de Dioses.
Esa hierba seca, y el relinche de los caballos.
El viento que trota. ¡Como he de extrañarlo!
Si lo he ocultado.

Iluso se ha vuelto el hombre; si pensativo,
Recuerda, que quiso olvidar. Recuerda que no pudo.
Más no cantar.
Hombre extraño, extrañado has de estar.
Cuando observes el camino polvoriento,
Y tus botas, pidan el descanso que deseas.
Extraño la tierra, que se deslizó en su barro inocente,
Para perpetuar, el sueño realizado,
Entre la sangre del labio ausente.


Luis J. Cabrè!


jueves, 23 de julio de 2015

Señales De Una Pasión Y Rocìo


Se sienten tus pasos.
Caminas. El viento mece tus ojos.
Se siente el movimiento de tu blusa.
Se siente la vida.
El aroma perfumado. Mi sonrisa,
Y la locura.
La ternura, que mordió mis labios.
Se siente la distancia,
Los kilómetros que se anidan,
A la carrera opuesta,
Entre el extremo,
Del cielo, y la tierra fértil.

Serán tus ojos, y el labial...
Que ruborizó, la escena de los labios amantes.
Las batallas de mi Alma,
Te han visto bailar, paso por paso.

El rocío lastimero, que se alza pardo,
Lo supo. Tu mirada inocente;
Y el calor de tu cuerpo,
Han sostenido mis manos, y sabes...
Sabes, que no me iré.

Mujer, la ligereza de la brisa,
Me hiere.
El calor, el silbido de la mies;
Y cada gota de sudor...
Que se evapora, entre mis labios...
Y la conclusión.

El riso caído hasta tu mejilla, elocuente;
Que alimenta mi sensibilidad.
De la manera, en que tu aliento perenne...
Eternizó nuestro beso.
Hizo altar en mi piel, amándome y amándote;
Sin prisa,
Y sin huida.

Tus pies se detienen, y tus manos,
Nos defienden...
Y no nos juzgan. Ni el corazón atrevido;
U absorbente.
Y las nubes calladas; tornan su gris,
Y el azul violáceo,
De la noche entrante. Cubiertas... de caricias;
Y de pensamientos,
Que se derriten, como la cera.
Al disminuir,
El fuego y el humo de la desnudez
En su brillo y en nuestra mudez.


Luis J. Cabrè!


Bastarían Las Flores

Soy perseguido,
Soy perseguidor. Suplicio!
Escondería mi fe, si de fe, profeso,
El entendimiento seguro,
Se diluyó,
En el pensamiento absurdo.
La eucaristía,
Donde el bautismo,
Me hizo,
Religión.

Bastarían las flores... Lo sonoro,
Y las velas derretidas,  que el viento apagó.
El Versículo,
Cuya prédica jaló mi oído, rasguñando al destino.
Alzo mis pies,
A la distancia.
EL frio corroe la instancia.
Y la bulla es susurro,
Un bache,
Por la carretera.

Dime, ¿Por qué?
Dime, escucha, calla.
Dime, ¿Para qué?
Por las montañas de fuego, y el rocío de niebla.
El niño, deja a un lado las hojas,
Tropieza,
Se inclina entre la lluvia.
Duerme en su seno.
Es el amanecer, y la flor rosa,
Es templo.
Y un Señor longevo,
Me dice: Es este tu hogar.
Y las piedras de la edificación truenan,
Los ídolos, los dolidos y profanadores.
El yeso y el habito,
Se evapora, y ...
Siento.

¿Madre, si cierro mis ojos,
Volaré o caeré?
A veces tengo miedo.
Y ser sincero, es el arma del incrédulo.
Pero yo miento,
Y corro.
Corro tanto entre las olas, y los huracanes,
Donde el cielo se ha revelado.
Pero tú, madre; Tus árboles y tus praderas ...
Lavan mis pies.
Y las notas de las aves han acordado,
El canto de mi padre,
Al anochecer.
Madre, mece mi cuna, al atardecer,
Y debajo de la tierra, besa, acaricia ...
Mi frente.
Porque te he mirado.

Las gotas de la cúpula, se han derramado,
Entre mis dedos.
El sacramento, es profano,
Y mi fe... besa a Saturno, y la Vía Láctea.
Saluda a Venus,
En su destello próximo hacia la constelación.
Y observa a Plutón. Aun cuando,
Es este tan oculto y lejano...
Casi ciego a la Luz.

La lluvia que destruye,
Y los vidrios, que en pedazos se escurren;
La santidad, los ha excomulgado, por mi fe...
Y mi fe, se vuelve carne,

Y espíritu.


Luis J. Cabrè!


La Vida Del Poeta


Entre los caminos angostos,
El estrecho amanecer le da su aliento,
Y su pluma a la hoja desnuda sustento.
Poeta, que en su vida el alma le niega,
Poeta, hacedor de su propia alma,
Y su propia moraleja.

Su nombre es su ruta, es su poema,
Y poeta entretanto escribe su pena.
Pero de amaneceres se ha hecho su mundo,
Y en los dolores escritos el amor su escudo.
Poeta que sueña, que ríe y llora...
Poeta que se Enamora.
Tan inseguro de la suerte que exprese su reflejo,
Seguro el instante del recuerdo astuto.

Poeta que escribe por placer o por necesidad;
Que de la vida su juego es un venir al andar,
Por los paisajes de su lienzo escrito,
Por las prosas y los sonetos rendidos.
Poeta que se encuentra y no se recuerda,
En su realidad que se acerca a ilusión,
Y su musa, sueño en verso le despierta,
Para que la realidad le respire canción.

¡Que vida la del poeta!
Cuantos sueños dejados,
Cuantas esperanzas por venir,
Cuento amor y beso él ha de seguir.
Eres poeta, que tu reflejo en el agua te alienta,
Eres poeta, que tu vida es tu libro,
Y es tu vida, tus días y en rima tu verso escrito.


Luis J. Cabrè!



Exclamo Ahora Y Luego

Rezo a los espíritus del mar,
Que me acarician.
Son frutos de la flor viva,
Que avivan mi credo,
Hacia la luz perdida.

Hay líneas disecadas,
En el terreno asombrado,
Del bosque fértil.
Cuidaran mis espaldas,
A la respuesta del soldado.

Lanzan al horizonte,
Las armas en enfado.
Miran mis ojos en pregunta,
Entre la oración predicada,
Que en el verso ignoraba.

Exclamo ahora y luego,
Nadie me escucha.
Los espíritus ya sonríen,
Cesa la lucha.

El hombre perseguido,
Mas que hombre,
Es niño.
Es sombra de los juegos...
Y las palabras de su creer
De su adolescencia, del odiar...
O del querer.

Es actor, escritor,
Ante los dolores de la vida;
Ante la madre que le llora en su primer llanto.
Ante el llanto último,
Que ha de llorarle el hijo cuando ella,
De la vida haya zarpado.

El día esta al humo de la historia,
Se esfuma…
Pensó y ahora razona.
Ah arrepentimiento!
Cuantos secretos!...
Cuantos no fueron!...
Y cuantos no sobraron.

Ser arrepentido,
Cuanto no serlo!
Cuánta razón!
Pero por tropiezo… -Bendito el recuerdo-
El alma grita, se pregunta, respira y escucha…
¿Y cuanto al cuanto?
Cuanta vida, cuanta muda!

Me habla y callo.
Me hablas y me sorprendes…
Y aun callo.
La mirada es conclusión,
Y aun callo.
Me retiro.

Y hay silencio.


Luis J. Cabrè!



martes, 7 de julio de 2015

Amados Ausentes

Mi brazo sostiene mi cabeza,
La mirada ausente me inmuta,
El ventilador suena y la luz es en demasía.
Pensar en la Vida .. 
Observar a la Muerte. Oír la música,
Saborear,
El blanco de mis pensamientos,
Que despeja mi Mente.

Yo pienso, y el ventilador aun gira,
El día sigue aun en su tonalidad: Gris, los arboles, smock.
Tirito, porque mi Corazón, se olvida de sí.
No se si es dolor, si el dolor es físico,
Si lo físico es el Fin, o si mas allá ... solo un poco más!
Me miento a mi mismo, y en el mismo lugar;
Los encontraré.

Y es el mismo blanco, la Fotografía ... los años,
Las discusiones, o las sonrisas! y los aniversarios ...
Es la misma tinta, la misma pluma, entre fechas;
El girar del ventilador, las vueltas de la vida, la escarcha ...
Las palabras y los silencios,
Los justos y los buenos,
Los Gobiernos y las preocupaciones. Pero si!
Todo se detiene en ese instante,
Y mi brazo retira la hoja.
Abro la ventana, lo blanco se asoma ...
Y escucho la puerta crujir, por el viento.
No hay preguntas;
Y la mente,
Me desconoce. 

Suena la música y cierro los ojos.
Tendría un poco de tiempo de mas. Los abro, y concluyo.
Detengo la música, observo la hoja y escribir, no vuelvo... 

Pienso:
Los que se fueron, volverán!

Ya no pienso, sigue mi cerebro en su función ...
Física, para los ojos que ven, escuchan ... y lejos están.
No escribo para mi. Y Aun .. En paz!
El papel se diluye, y sombrea las palabras,
Que de mi memoria Limpia.

Luis J. Cabrè!



jueves, 2 de julio de 2015

Leñador ... Fuego y Cenizas

Despierto ...

Circunstancias de la realidad ...
Mienten, caen. Señor dictador,
Es el pensamiento,
En la temprana hora.

El verbo, en la moral. La honra ...
O la deshonra.

Ayer, hoy. Segundo, Minuto, Hora y Mañana.
Semilla.
Árbol y rama,
Es el razonamiento,
En la madera, consumida y que brinda.
Champagne, vida, tropiezo y muerte.
Cenizas.

El leñador y su fuego.
Parèceme fugaz en sus sentimientos,
A la luz de la luna que testifica,
Punzante de algarabìas,
Confundidas en la memoria.

Leñador y leña.
Desde, ante y entre el frìo de sus nùbes, 
Y la suave brisa del atardecer inconcluso,
Que se detuvo en sus recuerdos.
Se deshonrò a las plèyades,
Que anunciaron los muertos,
De los muertos por amor,
De los vivos ...
Que muertos, por algùn ideal,
En sus pasos se desterrò.

Y sigue ...
Sigue el camino.

Pensamientos en flor.
Sonreir y surcar algo.
Yo, ¿Quièn soy? ¿Voy, a donde?
Yo,
Que nunca vi, el afirmar del eco de su voz;
El caer de sus pètalos;
El aire.
¡Voltear!
Ay luz de mi vida, ¡mírame!
¡Sofoco la agonìa y el pulso violeta!
¡Me asfixio! Tantas reyertas ...
Y yo,
Razonamientos en huida.
Fui yo, no soy, no mas serè.
¡Volverè!
Y callar, recorrer las montañas sin abismo.
Pienso yò,
Ahora y no, no existo,
Y soy.

¡Fuego que roes!
En sus cenizas del trigo àspero,
Del crujimiento apresurado de la madera asentada.
Me he dedicado a leer cada prenda,
Del viajero ausente.
Todo viajero sueña,
Pero no es libre de escapar de la vida,
Y de la muerte.
Surgen los misterios,
Que fabulizan sus pensamientos.
El viajero puede parecer ausente,
Pero jamas austero,
De la propia compañia de su suerte.

¡Fuego
Que
C
o
n
s
u
m
e
s!